Vulteriops viñericus
Yo era un niño cuando apareció por primera vez en la gran data, lo querían filtrar como un nuevo descubrimiento en la Patagonia, una criatura parecida a los ancestros de los actuales perezosos, que se erguían sobre sus extremidades posteriores para visualizar el mundo por sobre los altos pastos del sur, pero este tenía un hocico más fino, más agudo y largo, al igual que sus orejas, que eran puntiagudas, semejantes a las de un chacal. La dentadura propia de un carnívoro.
Se desplaza cautelosa y lentamente por tierra. Su longitud corporal varía de 60cm a 1m. Puede erguirse sobre sus extremidades anteriores, para, ayudado por sus afiladas garras posteriores, ahuyentar depredadores; incluso atacar si es necesario. Utiliza sus garras también para trepar a los árboles y sobre todo cavar enormes túneles-madriguera o simplemente, desenterrar tubérculos y raíces de los que se alimenta.
El zurwick fue un fracaso de los laboratorios clandestinos, que pensaban venderlo como mascota; era altamente destructivo y no generaba vínculos afectivos con sus amos. A pesar de dormir la mayor parte del día, por la noche se vuelve un sigiloso cazador de alimañas, incapaz de ser destinado al encierro, ya sea por medio de rejas o paredes. Hacer huecos es su especialidad.
Entre ratones, pajaritos, lagartijas y basura, incluye uno que otro gato; se ha mencionado que puede haber sido fabricado para disminuir la sobre población de estos, convirtiéndose en el terror de todo dueño de mascota que se aprecie de amar a sus felinos compañeros. Como el zurwick se desentiende de su amo a la primera oportunidad, quien lo adquiere, puede deshacerse de los gatos de sus vecinos que estropean el jardín o apestan la azotea, sin preocuparse de cualquier responsabilidad que se le quiera atribuir. En unos días el zurwick ya estará patrullando un barrio nuevo.
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