Amphimorphodus cynomorphus
Las ratas lobo, fungen como una jauría salvaje a beneficio humano, rastreando y cazando nuestro alimento. Nos evidenciaron como carroñeros especialistas. A la par se desarrolló el ganado silvestre, más grande que el convencional, más prolífico y vital. No necesita demasiado para desarrollar una tremenda corpulencia, aunque se rumorea que los prados donde pastorea han sido modificados con este propósito.
Entre este ganado figuran ciervos, vacas, faistruces, que reúnen la proporción del avestruz con la peculiar dulzura del faisán; los pecarí elefantes y los bisontes de agua, con su carne rica en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, que barren los estanques repletos de minúsculos crustáceos con sus barbas similares a las de las ballenas.
El falanx vive bajo un matriarcado, como las hienas, las hembras pueden expulsar el semen del macho y evitar una descendencia indeseada. En cuanto un macho llega a la madurez es exiliado o se mantiene en la periferia sirviendo de vigía, chillando al topar con peligro o al detectar presas potenciales. Cuando el estro de las hembras beta y de la alfa comienza, los forasteros desterrados acuden guiados por el olor y libran sangrientas batallas contra los omega que circundan al grupo. Los vencedores pueden, o no, ganarse el derecho a reproducirse o únicamente copular.
Anidan en lugares altos, simas de cerros, colinas y barrancos. Sus guaridas no son muy profundas, sus cuerpos asoman ligeramente de estas. Las llamadas guarderías, donde yacen las crías, son un poco más profundas y coronadas por enmarañadas empalizadas. En invierno hay una temporada en que la jauría crece tanto que se desborda como la lava de un volcán sobre las planicies y si no fuera porque sucede al amparo de la noche, se verían los ríos negros de falanx pululando de la tierra. No obstante, el falanx es diurno, solo en invierno su ciclo de sueño se ve alterado. Físicamente está preparado para este desafío, pues posee, aunque pequeños, ojos que reflectan la luz, y un sentido del oído sensible y sofisticado.
Una tribu de humanos reeditados genéticamente para evitar la extinción por alienación biológica, los basni, han acogido un significado ritual para este acontecimiento, reduciendo la sobrepoblación falanx, ya no cazándolos, sino elaborando estrategias de guerra. Hablaré más a detalle sobre esta tribu en próximas entregas. Ellos creen que un falanx activo durante la noche incrementa su ferocidad por el estrés debido a la falta de sueño.
El nombre vulgar de la especie fue tomado de un antiquísimo libro sobre evolución especulativa de Dougal Dixon.
Sus pequeños ojos son saltones y rosados, el hocico es alargado y carece de pelaje y coloración, con dos fosas nasales en lugar de nariz, dándole un aspecto un tanto reptiloide, conserva dos afilados incisivos en la punta que recuerdan al murciélago; a diferencia de los de los roedores estos son angulosos para desgarrar la piel. Por estas características tiene una dura campaña de desprestigio por parte de grupos animalistas, asociaciones anti genetistas y el gremio carnicero. Ellos dicen que su saliva contiene un cóctel bacteriano que infecta las heridas de sus presas o rivales.
El cuerpo es esbelto, pero musculoso en cuello y lomo, lo que lo hace más temible cuando eriza su pelaje, siendo las hembras más grandes que los machos; las extremidades son largas para las carreras cortas y las falanges de los pies capaces de sujetar objetos, pero son utilizadas con más frecuencia para trepar árboles o laderas muy inclinadas. Su cola es prolongada y semiprencil, la mitad de esta, al igual que el hocico y las patas, carece de pelo.
La alimentación del falanx es extremadamente curiosa, pues solo devora los órganos de sus presas, dejando la piel y carne intactas para sus creadores. También se sabe que gusta de roer huesos, los cuales atesora en montículos. Las cacerías se monitorean fácilmente; las hembras beta tienen rastreadores que se activan ante señales de adrenalina. Para injertárselos se utilizan drones que disparan estos rastreadores y sobrevuelan el área para marcar digitalmente los sitios donde se produjeron festines y hay carne aprovechable.
El falanx como ya se habrá entendido, es un animal peligroso, y ocupa zonas especiales para su desarrollo, llamadas reservas cárnicas. Las ocasiones en que estos han cruzado las barreras y atacado poblaciones humanas son escasas y se han podido controlar. Pero las imágenes de los ataques son muy impactantes y suman opositores a este particular método de producción. Ya se han tenido reportes de avistamientos fuera de las reservas.
Para reducir su población se ha acortado su esperanza de vida a apenas tres años y que los alumbramientos den solo de una a cinco crías en casos extraordinarios, teniendo un periodo de gestación de cinco meses, además de la ya mencionada capacidad de evitar la preñes.
Es característico el chillido del falanx, pero estos también son capaces de silbar, y emitir una serie de complejas vocalizaciones, lo que les da un aura siniestra; una leyenda urbana asegura que un falanx antropófago imitaba el llanto de un niño para engañar y atraer humanos a su territorio y ahí darles muerte, dicen que al terminar de devorar sus tripas silbaba trémulamente una canción.